Interpretaciones

Que tendrá que ver Ulises, Penélope con el comunismo. Que tendrá que ver la filmación de una reinvención del mensaje amoroso en una de las épicas más paradigmaticas que ha conocido occidente, con la vida de dos individuos modernos en medio de una odisea personal como lo es la vida para el consumo y la generación del capital.

Una combinación tan atrayente solo puede ser vista en el "desprecio" de Luc Godard.

Pero que película les quiero contar: ¿de aquella que más o menos va desde la mirada de un guionista de dramas que es contratado para generar un librero para una película épica? ¿Desde la mirada de su Camille? ¿o la de su todo poderoso producto? Acaso si de un film en dónde se ve como la vida del guionista se vuelve el guión que pretende escribir, a través de la pasión, la desilusión, la opulencia, la desesperación de la pobreza, el poderio del dios producto, frente a las diferentes muestras de servidumbre del proletariado tan abusado, tan machacado, tan sumiso ante el amo.

Una misma película y dos o mas posibles interpretaciones totalmente diferentes, un mismo relato y ese inabarcable mensaje que oculta detrás de la puesta en escena, de la actuación y la significación de las palabras.

Pero repito ¿qué tiene que ver Ulises y Penélope con Camile y el tipo de sombrero y corbata? ¿En dónde cabe la verdad tan directa y cruel en un mundo que siempre se juega bajo el registro de lo simbólico, de lo oculto, del silencio y las reinterpretaciones, de los cambios de foco, de Gestalt?

Tantas e inconvenientes preguntas que deja la película, estaremos de acuerdo en que por eso es que resulta una buena película, porque algo despierta en el espectador... el asombro/ la necesidad de preguntar-se.

Pero como toda obra impactante es difícil de ver, ya que como se dijo en un comentario del cine club, es una película para ver tantas veces como facetas la componen: la imagen, la música y el mensaje.

De ahí que sea tan complicado y hasta imposible de cazar (todos los sentimientos, pensamientos y reflexiones que nos inspira) a la primera.

Ahí la importancia de volver a mirar la película, una y otra vez que aunque nos sepamos las escenas de memoria siempre hallaremos algo que se nos escapó.

De ahí la importancia de ver este tipo de cine tan clásico, tan atemporal (tan... tan... creo que ustedes entenderán esa sensación de imposibilidad de enumeración de tanto bueno que hay), como el de Luc Godard porque nos lleva desde el inentendimiento de la mirada respecto a lo que se nos muestra en pantalla, a la experimentación de una gama de emociones y sensaciones que nos permiten pensar más de lo que solemos pensar, hasta a veces más de lo que queremos pensar.

Pero ahí está lo maravilloso en anonadarse con una imagen, una melodía, una palabra, etc.

Con ese ir descubriendo poco a poco la verdad, de quién era Ulises, de quién Penélope, de cuál fue la verdadera versión y cuál la reinterpretación. Y justamente es ese giro hermeneutico, el que logra que el film vaya más allá del propagandismo, más allá de la clara publicidad de referencias cinematográficas y literarias que uno no termina de comprar.

Porque como mensaje certero queda dicho que junto con la verdad; el cine también nos mueve el piso... nos logra despegar por un ratito de nuestras raíces putrefactas de lo conocido y nos permite trascender de ese plano de la realidad que consideramos en suelo firme, o mejor dicho arenas movedizas, en el que solemos andar y estancarnos.